Estaba ya incluida en las actividades logísticas militares durante la segunda guerra mundial.
Los mercados en aquella época estaban en expansión. La producción era intensa y las ventas se potenciaban con el fin de absorberla.
Durante las dos décadas posteriores a la segunda guerra mundial se dieron unos cambios en las condiciones económicas y tecnológicas que favorecieron el desarrollo de la logística.
En efecto, los movimientos demográficos proporcionaron la ampliación de las cadenas de distribución, los costes aumentaron, y como consecuencia de una mayor demanda de los productos, también se incrementaron los costes de almacenamiento y de transporte, y tomaron relevancia aspectos ligados a la logística a la logística, tales como la distribución y la gestión de inventarios.
La situación económica debilitada a consecuencia de la guerra fue el inicio de la función logística empresarial. La función logística ha dado respuesta a esta necesidad de ver las operaciones de la cadena logística entre cliente y proveedor de una forma horizontal e integradora.
Paralelamente, aumentaron las modalidades y variantes tecnológicas de los servicios de transporte, la variedad de productos repercutía en la gestión de inventarios y en su manipulación.
La incorporación de la logística al mundo empresarial era moderada, ya que se demostraba más interés por obtener ingresos que por controlar los costes.
El embargo del petróleo y el incremento de sus precios en el seno de la OPEP, junto con la apatía de los mercados, el descanso de la productividad y los elevados índices de inflación, impulsaron la búsqueda de una optimación en la gestión de los recursos. Es entonces cuando aparece la logística integrada, que alcanza hasta la propia gestión de las mercaderías, además de su distribución, y permite incrementos de competitividad mejores gracias a una mejor eficacia en el flujo de los productos y de la información.
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